sábado, 24 de abril de 2010

ERRORES MATEMÁTICOS Parte 2



“No hay ciencia que hable de las
armonías de la naturaleza con más
claridad que las Matemáticas.”
Paulo Carus

Ya sé que no elegí el mejor momento para salir a caminar. Ya sé que escogí el peor día para recordar la mirada de aquel desconocido en la estación del tren. No queda nada del cielo despejado que pronosticaron esta mañana en el estado del tiempo. Me lo dice la nube tempestuosa que se cierne sobre la agitada ciudad. Melancolía, nostalgia, no sé. Recuerdo la famosa frase de la canción de Sabina, Con la frente marchita: “No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.

Empiezan a caer gruesas gotas y se escurre mi peinado de salón, pero no importa. Esta tarde he salido a recordar, y aunque tenga todo en contra, quiero ser libre para dejar escapar este suspiro que ya se vuelve grito y que en el pecho duele más que el olvido de aquella mujer en la melodía de Joaquín. ¿Dónde habrá ido a parar aquel hombre que me dejó grabada la mirada? Si tan solo supiera que él también lleva un platónico recuerdo de mis ojos, sería un gran consuelo…

No sé cómo he venido a parar nuevamente a la estación del tren. Las gotas de lluvia escurriendo por mi cara como lágrimas silentes lloran su duelo por lo que pudo haber sido y no fue. Qué triste es aceptar que en el plano cartesiano de la vida quizá nos podamos cruzar sólo una vez. Me siento en un banquito a observar a la gente en vaivén. El tren que se traga y vomita a esa masa amorfa que es sólo un juguete del destino… del azar… del libre albedrío.

Suspiro profundo mientras busco inútilmente en mis bolsillos algo con qué secarme. De pronto, como un rayo, me golpea la realidad. Pido disculpas a Descartes, descarto su famoso plano cartesiano, en el que las rectas perpendiculares sólo se intersecan en un punto por más que se extiendan hacia el infinito y redescubro que la vida es tan impredecible como el clima.

Ante mí, brazo extendido y ofreciéndome un pañuelo, el hombre de la mirada inolvidable me ilumina el alma y dentro del pecho el corazón salta.

REMR
21/feb./2010

2 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bien relatado Evelyn. El título y alginas expresiones tuyas sugieren que conoces bastante de matemáticas. Pero lo importante es la narrativa. Bien escrito, buen final.

Unknown dijo...

Precioso relato con el final feliz a la medida de la protagonista.