lunes, 3 de noviembre de 2008

REPUDIADA


Querida:

Al no poder soportar más esta situación, he decidido marcharme. Presentía que tu relación con esa maldita arrastrada de tan baja calaña acabaría con nuestra paz. Ya te había avisado que no te fiaras de ella, pero no escuchaste. Al final ha terminado por envenenarte el alma.

Andas esquiva, ya ni siquiera me permites disfrutar de tu desnudez, ¡a mí, que soy tu marido! Al final has decidido nuestro destino… me has condenado a este abismo de sinsabores. ¿Y que has conseguido? Sólo tu propia ruina. Y ella… se ha quedado riendo, burlándose de nosotros, regodeándose del mal que nos ha causado.

Tristemente hay errores que se pueden cometer sólo una vez, y ya de muy poco te sirve haber aprendido de la experiencia. Siempre extrañaré el hogar que una vez compartimos y las comodidades que ahora nos están vedadas. Pero la suerte está echada. Tú sigue tu camino, que yo seguiré el mío.

Hasta nunca,

Adán

Si ésta hubiera sido su reacción, hoy la historia sería otra, pero no estaríamos aquí para contarla…

1 comentario:

Juan Carrizo dijo...

Como cuento extraordinario ingenioso,te felicito,pero distorciona un poco la realidad,si Adan hubiera reaccionado de otra manera y no cediendo a los requerimientos de Eva,entonses sí estaríamos para contarlo pero en estado de perfección,porque el pecado no fué haber tenido coito,sino como se cumpliría el mandato de Dios ¡llenen la tierra háganse muchos" el pecado fue la desobediencia y haber comido del fruto prhibido(reitero el cuento tuyo excelente)